CONTENIDOS:
- El género dramático: Características.
Diferencias con respecto a otros géneros.
- Estructura de las obras teatrales.
- El texto y el hecho teatral: Elementos que
lo componen.
- La transposición: transformación de relatos
en textos teatrales.
OBJETIVOS:
- Que los alumnos conozcan las
características del teatro.
- Que los alumnos diferencien el texto del
hecho teatral, y reconozcan sus elementos.
- Que los alumnos logren adaptar un texto narrativo
a uno dramático, respetando su estructura.
TIEMPO:
FORMA DE TRABAJO:
- Grupal en clases y domiciliaria.
RECURSOS:
- Netbook-
Explorador de internet Google chrome- Procesador de textos: Microsoft Word y
Foxit Reader- Materiales descartables.
CRITERIOS E INSTANCIAS DE EVALUACIÓN:
Se tomará en cuenta el recorrido que los alumnos hagan
a través de las diferentes actividades. Individual y grupalmente, se
considerará:
- La participación en clase y la resolución
de las tareas solicitadas.
- La realización de la transposición del
género narrativo al dramático.
- La creación del tercer acto.
- La elaboración de maquetas escenográficas.
ACTIVIDADES:
CLASE N° 1: (1 MÓDULO)
1- Trabajo en grupos de 4 alumnos. Se reparte a cada grupo un acto de la
obra.
2- Pueden trabajar con texto o descargar la obra desde:
Prelectura:
3- ¿Qué harías si tu novio/a se comportara
obsesivamente celoso/a?
4- ¿Conocés algún amigo/a al que le pase algo así? ¿Qué harías para ayudarlo/a?
5- ¿Alguna vez sentiste mucha inseguridad al estar con alguien? ¿Alguien te
influenció con sus comentarios?
Lectura:
6- ¿Cuántos personajes aparecen en la obra? ¿Cuántos, en el Acto que les ha
tocado?
7- Se reparten los personajes entre ustedes y los interpretan mediante la
lectura en voz alta.
8- ¿Cómo imaginan la escenografía del Acto?
9- ¿Qué otros elementos agregarían a esta obra? (vestuario, sonidos,
música, luces, etc.)
10-
Puesta en común en la que irán contando
qué es lo que sucede en el acto que les haya tocado, de manera ordenada.
11-
Analizamos la estructura y la
comparamos con la de cuento y novela.
CLASE N° 2: (1 MÓDULO)
Poslectura:
Observamos la proyección de la obra “Otelo” en la
versión mendocina del actor Daniel Quiroga y dirigida por Ernesto Suárez.
https://www.youtube.com/watch?v=gb_z2AdwPYY
1- ¿Qué diferencias encuentran entre el texto que leyeron y la obra
representada?
2- ¿La escenografía se parece a la que ustedes habían pensado?
3- ¿Podrían describir la caracterización de Yago? ¿Por qué piensan que el
Director decidió hacerla de esa manera?
Claramente hay diferencias entre el texto teatral y la obra en sí (hecho
teatral. ¿Se animan a agrupar los siguientes
elementos? ACTORES- PARLAMENTOS- LUCES- PERSONAJES- ACOTACIONES- VESTUARIO-
ESCENOGRAFÍA- MÚSICA
TEXTO TEATRAL
|
HECHO TEATRAL
|
|
|
5- Este trágico final,
lamentablemente, en la realidad sucede de manera frecuente y se lo denomina
"FEMICIDIO". Reescriban el ACTO V, evitando el asesinato de
Desdémona.
CLASE N° 3:
1- Leemos el cuento “La regla” de Ana María Valienti.
-
¿Dónde está? ¿Dónde la
puse? ¿Dónde...? –repetía una y otra vez, mientras revolvía entre las mil cosas
distintas (casetes, libros, un peine, algunos lápices, un espejo...) que
cubrían la superficie de su habitación.
Rezongando en voz alta, Marisa alzó una pila de revistas, que dejó caer,
con cuidado, en la misma esquina donde estaban, no fuera a ser que se
desparramaran y tuviera el trabajo extra de recogerlas.
-
¡Seguro! ¡Seguro que
la agarró él, ese gordito fofo que tengo por hermano! ¡Y, claro, la perdió! ¡La
perdió, ese inútil! ¿Y ahora? ¿Qué les digo a los chicos...? ¡Ah, cuando lo
pesque...!
En ese instante, sonó el timbre de la puerta, lo que sirvió para aumentar
la desesperación de la búsqueda. La mamá, al pasar, echó una ojeada al interior
de la habitación, porque había alcanzado a oír las palabras de Marisa. Antes de
seguir su camino para abrir la puerta, sugirió, con tono que no admitía
réplicas:
-
No vas a “pescar” a
nadie, ¿me oíste? Tu hermano no tiene la culpa de que no sepas cuidar tus cosas.
¿Por qué no revisás mejor, con tranquilidad, nena?
“¡Uf! ¡NENA!” Marisa soltó un bufido y alzó los ojos al cielo. ¿Cuántas
veces le había dicho a su madre que no la llamara “nena”? ¡Ya no lo era! Iba a
responder con furia, pero sabía que eso era inútil, porque la destinataria de
su enojo ya estaba fuera de su alcance, recibiendo a sus amigos.
Oyó los saludos y reconoció las voces de los chicos –Rauli, Marijó y
Laurita- que venían a “estudiar”. Sí, venían a preparar un trabajo “especial”
de Inglés, sugerido por Rauli, quien compartía con ellas su disgusto por esa
materia. Tendrían prueba y el tema les resultaba muy difícil. Por eso
NECESITABA la regla. No, cualquier regla, no. La que buscaba era ESA REGLA, de
madera, blandita, clarita, con una franja blanca con los centímetros y
milímetros marcados en gris oscuro. En ella escribían el producto de esa tarde
de estudio, que sería un “ayuda memoria”, “un apunte”, ... ¡UN MACHETE!
Asomó la cabeza por la puerta y los vio de pura charla con su mamá.
Conociendo a Laurita, voló en ayuda al rescate de sus amigos ya que a ella se
le podría escapar sin darse cuenta, una palabra que delatase sus propósitos. Y,
en un instante terrible, por su mente cruzaron las imágenes de la rectora, la
“Teacher” y sus mamás, reunidas todas para decidir sus destinos, todo lo que
podrían perder si se enteraba, o sospechaba siquiera cuáles serían sus
actividades esa tarde. Llegó, sin aliento, sonrió para alejar sus malos
pensamientos, tomó a Laurita del brazo, arrastrándola para que, detrás de ella
siguieran los otros. Los cuatro entraron atropelladamente, hablando todos al
mismo tiempo, hasta que sólo se oyó la voz de Rauli, que silenció Marisa con
una seña, haciéndole ver a su mamá, que todavía en el umbral, les decía,
sonriente, mientras cerraba la puerta:
-
Así me gusta. Estudien
mucho que después les preparo una buena merienda, para que se repongan...
Una vez solos, los chicos se ubicaron en semicírculo, alrededor del
escritorio, cuya superficie Marisa había despejado de un golpe, empleando el
método más simple: juntó todo en un revoltijo que echó sobre la cama. Del
montón, resbaló un cuaderno, el de Historia, que cayó ruidosamente al suelo,
donde se abrió, dejando resbalar varias hojas del block dobladas y, ¡oh
milagro!, la regla tan locamente buscada. Con un suspiro de alivio, la alzó,
colocándola triunfalmente en el centro de la mesa, sobre el libro de Inglés. Lo
demás quedó donde había caído.
-
Bueno, chicos, aquí
está –dijo autoritaria-. Empecemos. Tenemos que terminar lo antes posible.
Se acercaron unos a otros, tanto como pudieron, juntaron las cabezas y
bajaron la voz, como conspiradores que traman una revuelta. Durante media hora
estuvieron consultando libros y carpetas, señalando preguntas y marcando
respuestas. Por fin tuvieron todo listo como para emprender la segunda etapa,
la más peligrosa, puesto que podían sorprenderlos en el momento en que
escribían los datos, con letra clara, pero rechiquita, en la parte de atrás de
la regla. Primero debían elegirla, para lo cual hicieron varias pruebas de
letra en una hoja, observando la de cada una, sacando defectos y ventajas. De
común acuerdo, Marisa, Rauli y Laurita indicaron que la mejor era la de Marijó,
a la que no le causó mucha gracia semejante “honor”, porque, repentinamente, le
asaltaban algunos temores: “¿Y si alguien reconoce MI letra?”. Ese pensamiento
cruzó veloz por su mente, en tanto extendía una mano temblorosa hacia la birome
que le daba Rauli. Sin poder evitarlo, su pensamiento seguía con ideas
perversas: “Además, la Teacher
no es tan mala. Si le pedimos...” Rechazó ambos con energía y decisión,
mientras oía las voces de sus amigos que la apuraban.
-
¡Vamos! ¡Dale ya!
–urgió Marisa.
-
¿Por qué no
empezás...? –sugirió Laurita, un poco más suave.
-
Nosotros te ayudamos
–ofreció Rauli, con una sonrisa de aliento.
Ante eso, Marijó sepultó definitivamente sus temores. Se acomodó, sujetó
con fuerza la birome y comenzó la tarea. La confección del machete estaba en
marcha. Poco a poco, los cuatro se fueron “metiendo” de tal modo en lo que
hacía Marijó que, cuando se abrió la puerta, sorpresivamente, en mitad de la
tarea, y Panchi, el hermano menor de Marisa se precipitó dentro de la
habitación, saltaron de sus asientos, acompañando el salto de la regla, la
birome y la copista dieron por el aire. Rauli enrojeció violentamente, Laurita
empezó a reírse como una tonta y Marijó trató de rescatar los “elementos” de
trabajo, mientras Marisa corría hacia su hermano, le daba un violento empujón,
sacándolo al pasillo, a la vez que cerraba de un portazo. Después de unos
cuantos gritos, carreras y ruidos varios, Marisa volvió a su sitio, habiendo
restablecido la calma de la manera más común y lógica.
Mientras tanto, Marijó se frotaba las manos, secándose la transpiración.
Aunque era un día fresco, ella sentía mucho calor y la aturdía el latido de la
sangre en su pulso que se fue serenando lentamente. Rauli había agarrado la
regla y leía lo escrito, afirmando con la cabeza a medida que lo hacía. Después
la dejó junto a la birome, tranquilizándola al mencionar que “solo faltan dos
temas”. Ella suspiró, resignada, y se dispuso a terminar, contándo con el apoyo
de Laurita que le abanicaba “para que no le faltara el aire”.
Cuarenta y cinco minutos después, la mamá de Marisa entraba en la
habitación, llevando una enorme bandeja con la merienda. Ya todo había
concluido y la regla descansaba en uno de los bolsillos de la campera de Rauli.
Cada uno disimulaba lo mejor que podía: Marijó miraba fijamente el paisaje por
la ventana, ocultando el temblor de sus manos, Laurita charlaba con Marisa,
hablando sin parar y Rauli... Él había metido la cabeza en un libro, porque en
su expresión era muy fácil leer cuándo “algo no andaba bien”.
A la mañana siguiente, ya en el cole, organizaron el uso de la regla. Se
reacomodaron, ubicándose de tal modo que no llamara mucho la atención de la Teacher. En la hilera
de seis bancos, Marisa sería la cuarta; luego Marijó, en seguida Rauli y, en el
primer asiento, Laurita. Una vez determinados los lugares, se dedicaron a
esperar, procurando que, por lo menos en apariencia, sus actitudes fueran las
mismas de todos los días. Se aburrieron con Geografía, anhelando el recreo;
soportaron a la profesora de Educación Cívica, como siempre, hasta que, en el
momento justo, entró la
Teacher en el aula. Los saludos de práctica y una rápida
mirada recorriendo los bancos. Unos cambios previsibles, las indicaciones
acostumbradas y la distribución de temas abrieron las puertas de la prueba de
Inglés. Hubo un murmullo. Sofocado casi al nacer. Desde que empezaron a
escribir, ella inició sus caminatas habituales, pasando entre los bancos y
mirando, aquí y allá, como al descuido, pero sin perder un detalle de cuanto
sucedía a su alrededor. Sin embargo, todo iba bien. De vez en vez, uno pedía
una regla a otro, yendo de adelante hacia atrás, o al revés, siempre en la
hilera del medio, entre cuatro alumnos. Nada anormal alteraba el desarrollo de
la evaluación. Los minutos corrían, iguales, monótonos, sin prisa y sin pausa.
Hasta que la Teacher
se cansó de sus paseos. Y se detuvo. Exactamente junto al banco de Rauli, donde
pareció echar raíces. Él no le dio importancia, pero, poco a poco, los nervios
empezaron a traicionarlo. Para salir del pánico, quedar bien y hacer que la
profesora se corriera de lugar, lo único que se le ocurrió fue decirle, en tono
de lamento:
-
¡Ay, Teacher! ¡No me sale la tres!
Y entonces sucedió. Laurita, que tenía la regla en su poder, antes de que
Ella le contestara, lo hizo en su lugar, ofreciéndole rápidamente:
-
¡Tomá! ¡Aquí está, en la regla!
En medio del silencio que siguió a esta invitación echa a viva voz, hubiera
podido oírse el ruido de una pluma al golpear el suelo. Veintidós pares de ojos
se clavaron en el rostro de la
Teacher, en el que se reflejaban indignación y sorpresa.
Después de unos minutos, la profesora reaccionó, extendiendo la mano en un
gesto único, inequívoco, sentenciando:
-
Creo que sus hojas y LA
REGLA son mías ahora, ¿NO? YA HABLAREMOS DE ESTO MÁS TARDE...
Salgan.
Y al mismo tiempo, una voz temblorosa salió del centro de la hilera,
explicando:
-
¡Teacher! Yo taché la tres... porque la copié de la regla...
Mientras comenzaba a sonar el timbre, anunciando el final de la hora, un
gemido ahogado acompañó el gesto heroico de Marisa, que se paró para acompañar
a sus amigos de desventura.
2- Realicen un listado de los personajes y escriban su
caracterización: características físicas y de conducta.
3- ¿Cuántos actos tendría esta obra de teatro por cambio de
escenografía?
4- Reescriban el texto como si fuera una obra de teatro.
Tarea grupal en casa:
1- ¿Qué harían ustedes en lugar de los personajes ante una
situación similar?
2- Inventen
un tercer acto que se desarrolle en la sala de la directora con su propuesta
conciliatoria.
3- Elaboren
una maqueta de la escenografía de cada acto con materiales reciclables.